Desde que en 1945 se llevó a cabo el primer
ensayo nuclear, se han realizado casi 2.000 pruebas de este tipo, sin
prestar mucha atención a sus efectos devastadores sobre la vida humana.
Menos aún se ha estudiado la precipitación radiactiva derivada de los
ensayos atmosféricos.
Tanto la reflexión retrospectiva como la historia nos han
mostrado los efectos trágicos y aterradores de los ensayos nucleares,
especialmente cuando se producen fallos en las condiciones controladas y
más aún teniendo en cuenta que las armas atómicas contemporáneas son
cada vez más poderosas y destructivas.Con el objetivo de captar la atención del mundo sobre la gravedad de este asunto y poner de relieve la necesidad de una acción unificada, el 2 de diciembre de 2009, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 29 de agosto Día Internacional contra los Ensayos Nucleares, mediante la aprobación por unanimidad de la resolución 64/35 .
Sin embargo, el instrumento internacional para lograr esta necesidad, el Tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares (de 1996), todavía no ha entrado en vigor.
La resolución de la Asamblea General fue propuesta por la República de Kazajstán con el fin de conmemorar la clausura del polígono de ensayos nucleares de Semipalatinsk el 29 de agosto de 1991.
El Día tiene por objeto alentar a las Naciones Unidas, los Estados Miembros, las organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales, las instituciones académicas, las redes de juventud y los medios de difusión social a que informen de la necesidad de prohibir los ensayos de armas nucleares, como un paso importante hacia el logro de un mundo más seguro, y a que eduquen y sensibilicen al público al respecto.